Celebrar la amistad en clave teresiana
Cada 30 de julio, se celebra el Día Internacional de la Amistad, “con la idea de que la amistad entre los pueblos, los países, las culturas y las personas puede inspirar iniciativas de paz y presenta una oportunidad de tender puentes entre las comunidades” (ONU)
La relacionalidad es un aspecto distintivo de la espiritualidad teresiana, que concibe a la persona desde su necesidad de establecer relaciones generadoras de vida consigo misma, con Dios, con la naturaleza, con los/as otros/as y con el cosmos. Se construye y realiza en el encuentro vivido en amistad. La relación fundada en el amor, libera a la persona y le permite desplegar todo su potencial, capacitándola para dejarse amar y amar.
En este contexto, pedimos a Jimena Pérez, de la Red de Espiritualidad Teresiana, que nos comparta unas ideas sobre cómo vivió la amistad Teresa de Jesús, esperamos que este pequeño artículo sea un aporte para celebrar este día en clave teresiana.
Teresa de Jesús, mujer capaz de amistad.
La cantidad de amigos, y la importancia de ellos en la vida de Teresa, es un hecho singular. Es expresión de su humanidad y de su espiritualidad. En el Libro de la Vida enseña que los amigos son un gran bien, carecer de ellos es “gran mal”. Y que en la vida espiritual “es cosa importantísima” tenerlos. No sólo para compartir con ellos anhelos e ideales y “ayudarse unos a otros” (V. 7, 22) también porque “Gran mal es un alma sola entre tantos peligros” (V. 7, 20).
Teresa plantea que sii una persona que no es capaz de amistad, difícilmente “tratará de amistad” con Jesucristo. Está convencida que la experiencia de amistad humana hace posible la amistad espiritual y la amistad con Jesucristo. Por eso incluso plantea la importancia del cuidado de las amistades a quienes inician el camino de la amistad con Jesús: “Por eso aconsejaría yo a los que tienen oración, en especial al principio, procuren amistad y trato con otras personas que traten de lo mismo. Es cosa importantísima, aunque no sea sino ayudarse unos a otros con sus oraciones”
En la historia de sus amistades, y en la futura fundación del Monasterio de San José de Ávila, juega un papel fundamental el primer grupo de amigos que se forma en torno a ella estando en el Monasterio de la Encarnación de Ávila: “Este concierto querría hiciésemos los cinco que al presente nos amamos en Cristo, que como en otros tiempos se juntaban en secreto para contra Su Majestad… procurásemos juntarnos alguna vez para desengañar unos a otros, y decir en lo que podríamos enmendarnos y contentar más a Dios; que no hay quien tan bien se conozca a sí como conocen los que nos miran, si es con amor y cuidado de aprovecharnos” (V. 16, 7).
Este texto expresa de manera elocuente lo que entiende por amistad:
- Comienza hablando de que supone: “hacer un concierto”, una armonía, quienes nos amamos en Cristo.
- Requiere presencia, encuentro
Estos dos aspectos hablan de amor
- Y tiene tres objetivos, en línea ascendente:
- desengañarnos unos a otros
- ayudarnos a enmendarnos
- y ver cómo podríamos contentar más a Dios
Y da la razón: quienes más y mejor nos conocen, son aquellos que nos miran “con amor y cuidado de aprovecharnos” Estos 3 objetivos nos hablan de verdad. Para Teresa de Jesús, la amistad “se teje” de AMOR y de VERDAD.
Esta primera experiencia de amistad espiritual fue, sin lugar a dudas, el punto de partida para su nueva concepción de vida religiosa: Teresa es la primera mujer, en la historia de la Iglesia, que introduce la amistad en la vida de fraternidad. Quiere que la fraternidad se viva en la amistad. Por ello, en sus Monasterios instauró dos horas de recreación, a la par con las dos horas de oración. Sin embargo, es consciente que con todas las personas no se puede llegar al mismo grado de confianza y de amistad.
¿Nosotros, somos capaces de amistad?
A modo de síntesis, podríamos preguntarnos: en términos de amistad, desde la perspectiva de Teresa de Jesús, ¿Qué sería lo irrenunciable para considerarnos capaces de amistad? La respuesta la podemos enumerar, de manera sencilla, expresando que para ser capaces de amistad, es necesario que crezcamos cada día, en ser personas capaces de:
- mirar a los demás con “ojos de amig@s”
- cuidar las relaciones
- estar abiertas al diálogo
- escuchar
- pensar en voz alta con un otro-a.
- propiciar el encuentro
- confiar
En la sociedad en qué vivimos, es un gran desafío crecer en esta capacidad de amistad, pero como teresianos y teresianas, tenemos una gran maestra que nos muestra el camino, sin duda más que nunca ella nos diría hoy: “En estos tiempos son menester amigos fuertes de Dios” (V. 15, 5)
Que al celebrar hoy el día de la amistad, renovemos nuestro compromiso de crecer en nuestra capacidad de amistad; siendo amigos-as verdaderos-as para los-as demás, amigos gentiles con nosotros-as mismos-as, amigos-as que cuidan de la casa común y todo esto sostenido desde una amistad profunda con Jesús. ¡Feliz día de la amistad!